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GRAN BRETAÑA: CREADOR DEL NARCOTRÁFICO MUNDIAL
Imaginen que a un país X entran, desde cualquier lugar del exterior, constantes e inmensos cargamentos de drogas o estupefacientes. Son introducidos por organizaciones de contrabandistas organizadas y en connivencia con los encargados de los controles aduaneros.
Con el transcurrir del tiempo, una gran parte de ese país, o sea, millones de personas, se vuelven adictas a las drogas. Un contagio que no respeta a pobres ni a ricos. Digamos, como si fuera una verdadera epidemia. La mafia que funciona en ese país se mueve como pez en el agua en la distribución de la droga, ostentando los lujos de sus ganancias y comprando políticos, policías y jueces.
Por supuesto, las instituciones comienzan a resentirse, la violencia gana las calles y la economía misma declina.
Se podría decir que hablo de la mayoría de los países actuales, incluso los del “primer mundo”. En realidad estoy describiendo lo que hacía Gran Bretaña en China en el Siglo XIX, antes del inicio de las Guerras del Opio.
Hay muchas referencias sobre las Guerras del Opio entre Gran Bretaña y China, aunque me encontré con que la mayoría no se escapan de la “Historia Oficial”.
Con este informe inicio una sección titulada Historia Oculta, en la que abordaré diferentes hechos históricos, tratando de aportar datos no muy difundidos, en especial porque tocan de cerca a los escalones de arriba de la Pirámide del Poder Mundial.
COMPAÑÍA BRITÁNICA DE LAS INDIAS ORIENTALES
En el año 1715, la Compañía Británica de las Indias Orientales inauguró su primera oficina en China, en la ciudad portuaria de Cantón. La Compañía llevaba más de un siglo de existencia y había crecido hasta ser la mayor corporación del mundo. Lo cual no significaba que fuera muy rentable que digamos. Es más, debido a muchos factores, tenía grandes problemas financieros que la obligaron en varias ocasiones a pedir ayuda económica al Parlamento inglés. Su mercado más floreciente era la India, donde controlaba gran parte del territorio con su propia flota de guerra y ejército. Sí, la Compañía en esos momentos tenía un poder bélico superior al del propio Imperio Británico y había ganado su lugar enfrentándose a holandeses y portugueses, que se habían establecido antes. Hasta tenían su propia moneda.
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| Factorías europeas en el puerto de Cantón, en China. |
Tanto portugueses como holandeses fueron los que más se habían metido en el comercio del opio de la mano de los siempre presentes Jesuitas.
La Compañía de Jesús había fundado su primera misión en Pekín en 1601 de la mano del italiano Mateo Ricci. Gracias a sus conocimientos en matemáticas, astronomía y cartografía se acomodó en la corte imperial de la dinastía Qing (pronunciado Ching) también llamados Manchúes.
En esa época, India estaba bajo el dominio del Imperio Mongol y era el principal productor de opio. Los Jesuitas se encargaron de los enlaces entre los chinos y los mongoles y fueron los que abrieron el comercio entre los asiáticos y los europeos. Ellos detentaban las llaves de todo el negocio, inclusive el del opio.
En poco tiempo, primero los portugueses y después los holandeses, se apoderaron de las rutas del comercio del opio que durante siglos controlaban mercaderes árabes e indios. Los portugueses lo llevaban en especial entre su colonia china de Macao y el puerto de Cantón. Los holandeses se habían concentrado en el norte del continente indio. Allí acordaron con los mongoles a obligar a los campesinos a cultivar opio a cambio del pago de impuestos a la corte mongola.
A mediados del Siglo XVII, el principal producto comercializado era el opio, excepto las especias, que de paso, también se pagaban con opio.
Para 1750 los holandeses exportaban cien toneladas de opio al año a Indonesia.
Además de aprovecharse de un negocio muy lucrativo, los holandeses comprendieron que el opio tenía ventajas extras que les eran muy beneficiosas. Descubrieron que era un medio útil para vencer la resistencia moral de los campesinos, que se negaban a trabajar como esclavos. Por eso llevaron la adicción a la droga desde los puertos a los campos de cultivo.
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| Fumadero de opio en China. |
Volviendo a la Compañía de las Indias Orientales, recién entró en el negocio fuerte del opio en 1757, cuando desplazó a los holandeses del territorio norte de la India. Más que nada en la región de Bengala, que se convirtió en una colonia británica. La Compañía había pagado todos los costos de esas expediciones militares y estaba casi en bancarrota porque las ganancias del opio no llegaban a Londres y se quedaban en los bolsillos de los funcionarios ingleses que vivían en la India.
LORD SHELBURNE
A los pocos años entró en escena un personaje que cambió el rumbo no solo de la Compañía sino de Gran Bretaña. El hombre en cuestión se llamaba William Petty, mejor conocido como Lord Shelburne.
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| Lord Sherlburne |
Hacía años que estaba metido en la política y el Parlamento. Llevó adelante las negociaciones de paz durante la independencia de los Estados Unidos y abogaba por el libre comercio. Durante los tratados con Estados Unidos cedió gran cantidad de territorios con la excusa de que, al permitirle crecer a los norteamericanos, los ingleses tendrían un gran mercado para colocar sus productos. Debido a estos acuerdos, los franceses exclamaron: “Los Ingleses compran la paz, en lugar de hacerla”
Shelburne fue Primer Ministro pero renunció ante una fuerte oposición. En su lugar colocaron a William Pitt, un joven de 28 años que no era más que un títere suyo.
Desde las sombras, Shelburne tomó dos entidades que estaban en quiebra, la Compañía de las Indias Orientales y el Imperio Británico y las unió para llevar adelante un plan viable. En definitiva, era un oligarca al mejor estilo veneciano.
Después de la guerra de la independencia contra los Estados Unidos, además de perder las colonias, Gran Bretaña había adquirido una deuda casi impagable, que le acarreaba la mitad de los ingresos públicos. Más grave aún, tenía que enfrentarse a la Liga de la Neutralidad Armada, que era una alianza anti británica de los países europeos. Así, Francia le quitó casi todos los mercados europeos de bienes como textiles y ferretería.
Y para completar el escenario oscuro en que se encontraban, los ingleses tenían una balanza comercial desfavorable con China. Los chinos estaban prácticamente cerrados a la importación de productos europeos. En cambio, los ingleses no paraban de comprarles té, porcelana, sedas, etc. Todo eso se pagaba con plata, la cual ya estaba escaseando en Europa.
Para enfrentarse al problema, Lord Shelburne propuso como estrategia ampliar el mercado del opio y tomarlo como una cuestión de estado. Para eso se usaría la Compañía de las Indias Orientales como instrumento central de saqueo para sostener al Imperio Británico.
EL "PARTIDO VENECIANO" DE GRAN BRETAÑA
Primero estableció una alianza con la facción de la Compañía que encabezaban Laurence Sulivan y Francis Baring. Sulivan era presidente de la Compañía en esos años y su hijo era un contratista a cargo del monopolio privado del opio en Bengala.
Sir Francis Baring era un exitoso banquero anglo-holandés, con grandes intereses en el comercio con América.
También Shelburne tenía alianzas en el continente con la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén y con la Compañía de Jesús.
La alianza se autodenominaba “el partido veneciano” de Gran Bretaña. El difusor y propagandista más importante que tenían era el economista Adam Smith, que trabajaba también para Shelburne.
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| Adam Smith |
Adam Smith, proclamado como el “padre de la economía moderna”, en su famoso libro “La riqueza de las naciones” atacó a la Compañía de las Indias antes de que se armara la alianza. Criticaba la costumbre de obligar a los campesinos de la India a cultivar menos tierras con opio y más con arroz y otros productos. Eso elevaba el precio del opio a favor de unos pocos beneficiados privados. El producto de la Compañía, escribía Smith, debía dejar de ser la fuente de las fortunas de unas pocas familias. El producto debía pasar a ser el renglón de subsistencia del Imperio.
El “producto” era el opio.
Con el poder y el dinero que le confería la alianza, sumado al padrinazgo de la Monarquía, Shelburne armó la estrategia de la imposición del opio a China.
En 1787, Henry Dundas, que era Secretario de Estado del Imperio, propuso que se avasallara a China para crearle un mercado al opio.
La Compañía dominaba el campesinado de la India, donde se dejó de sembrar algodón, arroz y otros cereales y se pasó al monocultivo del opio.
El problema de insertarlo en China era que el consumo de opio estaba prohibido desde hacía décadas. Entonces, la Compañía creó varias empresas subsidiarias que se dedicaron a transportarlo desde la India e introducirlo de contrabando a través del único puerto habilitado que tenían los chinos, que era Cantón.
La más famosa de esas empresas contrabandistas fue (y es) la firma Jardine Matheson. Esos son los nombres de los que la crearon, contrabandistas escoceses de primera hora.
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| Contrabandistas Jardine Matheson |
El opio entraba de contrabando por Cantón, donde se sobornaba a los chinos encargados del control de aduana y lo tomaban mercaderes chinos para su distribución en el interior.
De la distribución en sí se encargaba la mafia china llamada La Sociedad de las Tríadas. Las Tríadas era una secta religiosa que había sido suprimida por el gobierno manchú debido a su violencia. Fueron los misioneros Jesuitas y los de la Iglesia Anglicana los que los reunieron y reclutaron para el comercio y la distribución del opio dentro de China.
Si bien los británicos habían desplazado a holandeses y portugueses, igual tenían una competencia: los norteamericanos. Sí, estos muchachos también eran contrabandistas. Llevaban opio de Turquía, que era de inferior calidad, pero más económico. Para terminar de dominar el mercado, Gran Bretaña duplicó la producción y contrabando entre 1800 y 1820, llegando a importar casi 350 toneladas al año. Para 1835 el contrabando de opio era de 1400 toneladas.
China se estaba inundando de opio y la adicción se disparó. Gente de todos los estratos sociales, desde funcionarios del gobierno y miembros de la nobleza hasta artesanos, comerciantes y artistas, incluso monjes y monjas, cayeron en el hábito de fumar opio y compraban abiertamente y se equipaban con todos los instrumentos necesarios para fumar.
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| Fumadero de opio en China. |
Y, lo más importante, se invirtió la balanza comercial. Para 1830 el opio era el artículo más importante del comercio internacional. Ahora eran los británicos los que se llevaban la plata china para Europa, dejando con serios problemas al gobierno manchú.
Lord Sherlburne había muerto en 1805, pero su idea visionaria funcionaba a la perfección.
LIN ZEXU
Para frenar la sangría de plata y la drogadicción, en 1839 el Emperador chino buscó poner freno a las compañías comerciales británicas. Nombró Comisionado Imperial en Cantón a un mandarín llamado Lin Zexu, el cual comenzó a tomar medidas represivas contra las pandillas de la mafia de las Tríadas y los mercaderes chinos. Cuando intentó detener a uno de los británicos de las casas traficantes, apareció la protección de la flota de Su Majestad, a cargo del Capitán Charles Elliot.
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| Lin Zexu. |
Lin Zexu respondió sitiando los edificios británicos hasta que los contrabandistas entregaran todas sus reservas de opio. Entonces, el Capitán Elliot les comunicó a los mercaderes que la Corona Británica garantizaba toda su inversión. Es decir, ahora el problema no era contra unos contrabandistas privados, sino contra el propio Imperio Británico.
Lin Zexu siguió con sus represalias, incautó todo el opio inglés y lo destruyó públicamente.
La causa de guerra estaba preparada.
Matheson, de la Jardine Matheson que ya nombré, le escribió a su socio Jardine, que estaba en Londres: “Los chinos han caído en la trampa de enfrentarse directamente a la Corona. Supongo que el próximo paso será la guerra con China”
PRIMERA GUERRA DEL OPIO
Jardine, en Londres, negociaba con el entonces Secretario de Asuntos Exteriores Lord Palmerston, que, al igual que el anterior Lord Shelburne, era partidario del libre comercio. Se conservan cartas entre los contrabandistas Jardine y Matheson con Palmerston de cómo iba a ser el ataque británico. Este último le informó al Capitán Elliot en China que en marzo de 1840 llegaría a Cantón una fuerza expedicionaria procedente de la India.
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| Destrucción del opio en China. |
No me voy a detener en la descripción de la Primera Guerra del Opio, que duró un par de años, hasta 1842. Esos datos se encuentran en cualquier Wikipedia. La inmensa superioridad naval de los ingleses contaba además con un Ejército Imperial Chino debilitado luego de años de opiomanía.
Luego de su rendición, China firmó el Tratado de Nankín, que por supuesto le fue muy ruinoso. Debía pagarle a la Corona Inglesa la suma de 21 millones de libras en plata, se abrirían para el libre comercio cinco puertos, además del de Cantón. Los aranceles comerciales fueron abolidos, lo que impedía a los chinos proteger a las industrias locales de las importaciones extranjeras. Por último y más importante: Gran Bretaña pasaría a tener el dominio de la isla de Hong Kong, la cual sería la base inicial de Jardine Matheson para continuar con el narcotráfico.
La Primera Guerra del Opio le dejó en claro, no solo a Gran Bretaña, sino a las otras potencias, que China era un gigante que podría ser fácilmente conquistado y explotado. Y que la difusión del consumo del opio sería, para la Corona Británica una inagotable fuente de ingresos.
SEGUNDA GUERRA DEL OPIO
Pocos años después del Tratado de Nankín, Gran Bretaña estaba lista para una Segunda Guerra del Opio.
Luego de un tiempo en la oposición parlamentaria, nuestro conocido Lord Palmerston había alcanzado el cargo de Primer Ministro y, dentro de la política expansionista de Gran Bretaña, se dispuso a llevar a cabo la “apertura definitiva de China”.
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| Lord Palmerston. |
La excusa esta vez fue la captura por parte de los chinos de un barco contrabandista que venía de la isla de Hong Kong, el Arrow. Esto inició una serie de escaramuzas y batallas que culminó con una fuerza anglo-francesa sitiando Pekín, que se rindió casi sin ofrecer resistencia. Los ingleses, a pesar de las protestas de los franceses, quemaron templos y santuarios de la ciudad, principalmente el Palacio de la Corte Imperial.
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| Segunda Guerra del Opio. |
En 1860, luego de los varios tratados que fueron obligados a firmar los chinos frente a ingleses, franceses, rusos y norteamericanos (porque todas las potencias se prendieron en la torta) el Imperio Chino quedó totalmente abierto a la expoliación extranjera.
Los puntos principales fueron:
- Gran Bretaña, Francia, Rusia y los Estados Unidos tendrían el derecho de establecer embajadas en Pekín, una ciudad cerrada en aquel tiempo;
- Diez nuevos puertos serían abiertos al comercio internacional;
- El derecho de todos los buques extranjeros incluyendo barcos comerciales a navegar libremente por el río Yangtsé;
- El derecho a los extranjeros de viajar a regiones internas de China, lo cual antes estaba restringido;
- China debería pagar una indemnización de 300 toneladas de plata a Gran Bretaña y a Francia;
- Y el más importante: la legalización del comercio del opio en todo el Imperio Chino.
Para 1880 a China entraban 6500 toneladas de opio al año. Y Hong Kong tenía su banco especializado en el lavado de esas ganancias: el Hongkong and Shangai Banking Corporation. Por si no les suena el nombre, les paso las iniciales: HSBC, el banco que aún hoy enfrenta juicios en todo el mundo por lavado de dinero.
NARCOTRÁFICO ORGANIZADO
El narcotráfico del opio llevado adelante por Gran Bretaña no era solo un viaje entre India y China. El circuito era mucho más amplio. Abarcaba una extensa red que se iniciaba en los Estados Unidos.
Los campos esclavistas que producían algodón en el sur de los Estados Unidos eran financiados por las mismas familias británicas que traficaban opio. Familias como la Sutherland, una de las mayores esclavistas y comerciantes de algodón y opio del sur de Estados Unidos, era prima hermana de la familia Matheson, de la empresa Jardine Matheson que hablé antes. Las firmas británicas llevaban el algodón a Inglaterra donde en talleres con mujeres y niños era hilado y se confeccionaba ropa a muy bajo costo. Esa ropa se exportaba a India, donde los ingleses hacían lo que querían a través de la Compañía de las Indias Orientales. Finalmente, India pagaba la ropa importada con las ganancias que le dejaba la venta del opio a China.
Es decir, sin la “demanda” china del opio, se habría derrumbado toda la armazón mundial del comercio británico.
Para los británicos, el tráfico de opio no era un negocio oscuro e ilegal, sino que era un digno instrumento de la política del estado. Envenenar a China y posteriormente al resto del mundo no conducía a la prisión, sino a la nobleza.
Y lo peor de todo, es que las mismas familias, la misma nobleza, las mismas corporaciones son las que aún hoy controlan el narcotráfico mundial y el lavado del dinero que ese negocio acarrea.
Pero esa información escapa a este corta Historia Oculta.
Nos vemos en la próxima.
Muchas gracias.
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